Ayuno y lactancia materna


Es costumbre en ciertas comunidades, que sus miembros ayunen durante algunos momentos del año. Algunas mujeres lactantes lo hacen porque respetan las leyes del ayuno que así lo indican. Otras prefieren consultar a sus médicos y a sus autoridades comunitarias o religiosas sobre la necesidad de ayunar cuando están amamantando.


Muchos sostienen que cuando se trata de madres cuyos bebés dependen de la leche materna, así los pequeños estén ingiriendo pequeñas cantidades de alimentos sólidos durante el primer año de vida, ellas no deberían ayunar porque podrían sentirse mal anímicamente y afectar su producción de leche por el ayuno, pudiendo en todo caso recibir pequeñas porciones de alimentos y bebidas sin tener que esperar a sentirse mal o eventualmente deshidratarse. Algunas mujeres sienten que no deben ayunar porque temen sentirse mal durante el ayuno, porque amamantan a uno o más bebés y necesitan sentirse con un estado físico óptimo, o porque temen notar una baja en su producción de leche que podría afectar al bebé en caso de privar a su cuerpo de agua y comida. También hay mamás que sienten que durante un ayuno no tendrán la energía para poner a trabajar al cuerpo amamantando y atendiendo las necesidades del pequeño con las labores propias de la crianza, especialmente si hay otros niños.

Otras mujeres consideran que tienen suficiente leche materna para que sus bebés puedan recibir su alimento mientras ayunan y lo hacen tranquilamente, incluso hay mamás que por sus condiciones de vida pasan una privación de alimentos de manera forzosa y amamantan a sus pequeños, quienes crecen sanos. Hay mamás que sienten miedo de experimentar una disminución de su producción de leche durante el ayuno y se extraen leche en los días previos para que su cuerpo tenga la posibilidad de aumentar con el estímulo la producción y brindarle al bebé lo suficiente durante el tiempo que duren sin comer ni beber, también descansan mucho durante el ayuno así el bebé ya esté ingiriendo alimentos sólidos porque por lo menos durante el primer año la leche materna es la principal fuente de alimentación, antes de cualquier sólido, como lo señalan autoridades mundiales en lactancia como Unicef o la Liga de la Leche.

También hay casos de mamás lactantes que deciden ayunar y dar leche de fórmula a su bebé ante una eventual merma en la producción. Sin embargo, desconocen que las consecuencias a nivel físico para ellas podrían ser adversas porque además de afectar significativamente la producción por falta de estímulo, podrían causar una eventual congestión mamaria que conduzca a un taponamiento o infección de conductos lactíferos, sin olvidar la necesidad del bebé de recibir su alimento directamente del pecho de su mamá, la posible confusión de succión del pequeño por el uso de un biberón y los riesgos que conlleva un suplemento diferente a la leche materna. O incluso deciden aprovechar el ayuno para destetar abruptamente sin medir dichas consecuencias.

Si una madre lactante ayuna y tiene otros pequeños, al descansar y al recibir ayuda con los otros niños puede hacer más llevadero el ayuno, especialmente si su bebé necesita amamantar un poco más durante éste para compensar un eventual declive en la producción que no necesariamente se da.

Los motivos para ayunar son muy personales. Ante cualquier duda sobre ayunar o no durante la lactancia, los profesionales de la salud y los líderes comunitarios, suelen estar preparados para solucionar cualquier caso en particular.



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Por: Valeria Calderón, mamá, abogada y educadora certificada.







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