Cómo apoyar durante el posparto: empatía
Tu pareja o alguien con quien tienes un vínculo de cercanía ha tenido un bebé y consideras que es un momento importante en el que puedes apoyar. También sabes que ese apoyo puede darse de varias maneras, muchas veces no muy bienvenidas: un consejo no pedido o más bien disfrazado de ayuda, una crítica, un deberías o un ¿porqué no hiciste? Si partimos de la base de que todos somos muy distintos y que no tenemos el mismo molde, hay formas de otorgar un significativo apoyo con tan solo plantearte algunas preguntas: ¿cómo puedo yo ayudar?, ¿cómo puedo yo ponerme en sus zapatos?
Como todos somos diferentes, podemos encontrarnos con personas que cuando dan a luz ya vienen con el chip de la corazonada, de la autoconfianza y de la poca necesidad de refuerzos. También a quienes sienten que pueden hacerlo todo y que lo hacen bien, reflejando que ninguna ayuda es necesaria. Y hay personas que si tienen preguntas o necesitan ayuda, hablan, expresan y piden. Y como resulta un reto detectar las necesidades como es difícil saber para dónde agarrar, cualquier cosa que hagas o digas podría ser tomada espectacularmente o en contra vía. Lo que crees que puede funcionarte, se trate de una mamá que recién se estrena en el camino de la maternidad, o de un amigo o amiga que se convierte en cuidador y te busca para encontrar un norte; incluso si eres tu la persona de confianza que va a participar del cuidado del bebé, puede ser todo un dilema o costarte mucho esfuerzo y paciencia.
Muchas veces es suficiente decirle: creo en ti. A veces basta expresarle a esa persona lo maravillosa que es y decirle que lo está haciendo muy bien. Esa seguridad y familiaridad que le otorgas, esas palabras o gestos tuyos le dirán que sabes que está explorando un nuevo mundo; que sabes que está aprendiendo y seguro que está intentando dar lo mejor de sí. Y que si al fin y al cabo no da su mejor potencial, que tiene una mano amiga que ayuda sin protestar... sin juzgar. Esa tranquilidad que le vas a transmitir le dirán que entiendes cómo se siente, que es normal que tenga momentos de duda, de sensibilidad y también de rechazo y abrumación.
Como todos somos diferentes, podemos encontrarnos con personas que cuando dan a luz ya vienen con el chip de la corazonada, de la autoconfianza y de la poca necesidad de refuerzos. También a quienes sienten que pueden hacerlo todo y que lo hacen bien, reflejando que ninguna ayuda es necesaria. Y hay personas que si tienen preguntas o necesitan ayuda, hablan, expresan y piden. Y como resulta un reto detectar las necesidades como es difícil saber para dónde agarrar, cualquier cosa que hagas o digas podría ser tomada espectacularmente o en contra vía. Lo que crees que puede funcionarte, se trate de una mamá que recién se estrena en el camino de la maternidad, o de un amigo o amiga que se convierte en cuidador y te busca para encontrar un norte; incluso si eres tu la persona de confianza que va a participar del cuidado del bebé, puede ser todo un dilema o costarte mucho esfuerzo y paciencia.
Sin embargo y como todo en la vida tiene una solución, algo tan sencillo como transmitirle tu confianza y hacer que sienta que eres una persona en la que se puede apoyar te puede servir. También mostrarle que eres un blanco seguro a quien puede acudir para descargar sus sentimientos, positivos o negativos y sus preocupaciones. Y que puede sentirse libre de enseñarte sus miedos a equivocarse o hablarte sobre sus equivocaciones.
Muchas veces es suficiente decirle: creo en ti. A veces basta expresarle a esa persona lo maravillosa que es y decirle que lo está haciendo muy bien. Esa seguridad y familiaridad que le otorgas, esas palabras o gestos tuyos le dirán que sabes que está explorando un nuevo mundo; que sabes que está aprendiendo y seguro que está intentando dar lo mejor de sí. Y que si al fin y al cabo no da su mejor potencial, que tiene una mano amiga que ayuda sin protestar... sin juzgar. Esa tranquilidad que le vas a transmitir le dirán que entiendes cómo se siente, que es normal que tenga momentos de duda, de sensibilidad y también de rechazo y abrumación.
Notará que tienes confianza por el trabajo que realiza, la esperanza que le pone y la valentía de su empeño y será suficiente para que perciba que comprendes su esfuerzo; que le das valor. Y si lo haces delante de otros, muy probablemente su corazón se alegrará.
Una madre que ha dado a luz o una persona que se aventura en los senderos desconocidos de traer al mundo a un bebé, si cuando tiene algún tropiezo o inquietud siente que estás "a" su lado (así no estés "de" su lado si consideras que dice disparates), muy probablemente no disfrutará de cada experiencia, pero sabrá que si lo pasa mal, habrá alguien allí. También sentirá que siempre todo tiene una solución y se dará cuenta que no necesita gran ayuda porque va a encontrar sus respuestas y va a darle valor a las acciones que realice a partir de aquellas. Va a saber que es humano errar y que a partir de los errores se aprende.
Todo lo anterior se traduce en empatía, un regalo muy generoso que puedes darle a alguien que está atravesando por cambios y variadas emociones. Generoso, porque das un paso atrás sin pensar en ti. Además genuino, porque pones aparte tus prejuicios y transmites de forma real tu mensaje, sin tantas palabras.
La empatía también es una habilidad. Si la perfeccionas sabrás cómo entender los sentimientos del otro y tendrás la capacidad de ponerte en sus zapatos. Construye esa empatía escuchando, porque cuando escuchas a quien ha dado vida, esa persona seguramente se sentirá importante, sentirá que su papel es valioso y que la entienden.
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