Publicidad engañosa para la alimentación infantil

Desde tiempos inmemoriales ha habido razones para no amamantar. Muchas madres que deseaban dar el pecho no lo lograron, otras no lo desearon, y ha sido común ver bebés alimentados con sustitutos de la leche humana. Desde finales del siglo XXI y con furor hacia mitad del siglo XX (con un rezago que perdura hasta hoy en día), una de estas razones se atribuyó al aumento en las estrategias de mercadeo y a los consejos médicos sobre un alimento supuestamente “muy especial que superaba a la leche materna”: la fórmula láctea. 

En este ejemplo, el código de sucedáneos de la leche humana se viola porque esta leche no necesita ningún tipo de complemento que la sustituya ni antes ni después de los cuatro meses del bebé, salvo indicación médica. Aquí se podría entender, que luego de los cuatro meses de edad que este suplemento es necesario y que la lactancia no es suficiente, lo cual es falso.


Paralelamente se observó un crecimiento vertiginoso en el consumo de fórmula y otros productos lácteos, marcas de tés, jugos, cereales y compotas de verduras para bebés menores de seis meses, así como un aumento en la venta de biberones, tetinas y chupetes de entretención; a la par que decrecía la alimentación al pecho.


Al percatarse de este fenómeno, la OMS o la Organización Mundial de la Salud (que recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad para luego ser complementada con sólidos hasta por lo menos los dos años o más), junto con UNICEF o el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, convocaron una reunión internacional en la que pusieron de presente la necesidad proteger la lactancia materna de influencias perjudiciales y de publicidad engañosa con mensajes para que los bebés se alimenten bien, que podrían inducir a error.

Es así como surgió en 1981, el Código de Sucedáneos de la Leche Materna, creado para fomentar la alimentación al pecho materno, implementar una mejoría en las condiciones de alimentación infantil en todo el planeta, y como medio para ejercer un mecanismo de control frente a la publicidad engañosa y abusiva, ejercida por empresas que producen, comercializan o distribuyen sustitutos de la leche humana, que pudieran conducir a confusión entre los consumidores, en el sentido de orientarlos a equiparar, o darles prelación a estos sustitutos frente a la lactancia materna bajo la idea de que los bebés se alimenten bien.

En pleno siglo XI es abierta la publicidad engañosa que realizan algunas marcas, no obstante la presencia del mencionado Código de sucedáneos; la presencia de agentes mundiales como Baby Milk Action, que trabaja protegiendo la lactancia y a los bebés alimentados con formula para prevenir innecesarias muertes y sufrimiento, y denuncia abiertamente los casos que atentan contra el código en mención; la agrupación global de más de 160 países reunidos a través IBFAN; la presencia de coaliciones de líderes profesionales de la salud, grupos de apoyo a la lactancia de vieja data como la Liga de la Leche y otros. 
No se quedan atrás los organismos reguladores de los diferentes Estados, que propenden en menor o mayor intensidad que otros por la supremacía de la leche humana.

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Pero ese trabajo de hormiga de promoción de la lactancia, y la alerta sobre eventuales confusiones que induzcan a error y brinden información y apoyo a las familias con bebés lactantes, no basta para los violadores del código, que se exhiben con descaro en supermercados o establecimientos; se manifiestan a través de regalos, promociones, descuentos, imágenes, ilustraciones y logos de marcas de sustitutos que vienen dentro de las recomendaciones nutricionales para los bebés, junto con irónicos mensajes sobre la gran importancia de la lactancia.





Esta es una leche de fórmula. El texto dice: "La leche materna es el mejor alimento para el niño. El producto proporcionado sólo es complementario de la leche materna después de los primeros cuatro (4) meses de edad del niño. Suministre este producto utilizando taza o cuchara". 

Algunos profesionales de la salud e instituciones les llevan la delantera, y entregan toda suerte de muestras, folletos o recetarios con recomendaciones de leche de fórmula sin una necesidad real, o frente a cualquier preocupación, incluso vía telefónica, de alguna madre sobre el peso del bebé, la forma en que succiona o las repetidas veces que pide el pecho, entre otras. 


Hay incluso pediatras que han sido arrestados por recibir compensaciones de fabricantes de estos sustitutos con el fin de promover su consumo en recién nacidos en vez de la lactancia, cuando es deber informar que la leche humana supera con creces cualquier remedo de la misma, y apoyar a la persona que lo necesite, cuando lo necesite.

Surge entonces la pregunta de si es eficaz la promoción de la lactancia, o si es mejor reconocerla más como un asunto de salud pública que abarca derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la alimentación, y que la información sobre la leche humana como un alimento superior para la alimentación de un bebé esté al alcance de todos, sin engaños de ningún tipo al consumidor, junto con el apoyo de toda la sociedad para llevarla a cabo, obviamente si así es el deseo de la madre.

Y como un asunto de salud pública que debe ser, con respeto te sugiero que no te dejes confundir cuando encuentres una revista sobre lactancia materna que muestra las mejores marcas de chupetes de entretención, o la mejor marca de leche de fórmula recomendada para complementar la leche materna; no te dejes engañar cuando encuentras un cojín de lactancia con unos biberones de regalo. No tragues entero cuando asistas a alguna charla informativas sobre el mejor alimento para el bebé patrocinada por empresas que fabrican tarros de leche artificial; no creas todo cuando leas un artículo sobre los primeros días de la vida de un bebé junto a una foto de un bebé menor de seis meses con la boca llena de una compota de alguna marca; evita comprar un tetero que diga que reduce los cólicos en el lactante, como si al reemplazarlo por el pecho el bebé quedara "a prueba de cólicos" y aléjate de los productos alimenticios para bebés con imágenes de bebés recién nacidos felices, así incluyan o no en un texto la superioridad de la leche materna y la recomendación de ser utilizados exclusivamente por consejo de un profesional de la salud.

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Determina tu decisión basada en la información legítima que descubriste o recibiste, o acude a profesionales de la salud expertos que te "la formulen" por indicación; incluso a grupos de apoyo si necesitas ayuda, y utiliza los sustitutos de la leche humana si es el caso, no porque vinieron en un “combo”, en un regalo, leíste que sirven de complemento a partir de los cuatro meses del bebé o te los recomendaron.

Te invito a que visites algunos establecimientos y compartas tus comentarios sobre lo que te podría parecer, induciría a error a las familias que tienen bebés lactantes. Con tristeza te digo que encontrarás algunos.

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