Riesgo de estrangulamiento, sofoco, asfixia del bebé. “NO SE DEJE LLEVAR POR EL PANICO”
La vida de los pequeños es un tesoro invaluable y quienes trabajamos en consultoría y/o fabricamos artículos para bebés, trabajamos para ofrecer a las nuevas familias información y elementos seguros producto de múltiples pruebas, tecnología e investigación constante.
Son rigurosas las normas que involucran la seguridad infantil y su cumplimiento envuelve todos los procesos, cobijando tanto la producción y la comercialización como el uso que les da el consumidor, además del sentido común y la información sobre seguridad en el manejo de los pequeños. Los consultores esperamos que los cuidadores lean con detenimiento las recomendaciones de seguridad en general, y les explicamos minuciosamente como usar un producto, qué hacer y qué no hacer. También somos muy cuidadosos en los conceptos y normas de seguridad que enseñamos a quienes nos contratan para el desarrollo de productos, manuales, servicios y demás relacionados con los bebés.
Dentro del campo de mi profesión, además de escribir, trabajo como gerente de una empresa que brinda servicios de consultoría y fabrica productos dentro del mundo infantil. Parte de mi trabajo es el de elaborar y revisar para mis clientes los textos e instructivos de futuros productos infantiles que saldrán al mercado.
Por mi experiencia en el mundo de los bebés, adapto estos textos al “lenguaje mamá y papá” y por mi experiencia como abogada, verifico que cumplan con las diferentes normas que involucran la presencia en el mercado de estos elementos.
Curiosamente me he topado con textos de todo tipo y me he dado cuenta que algunos productos estrella de talla mundial vienen mal traducidos al español, otros tienen la letra tan pequeña que hay que leerlos con lupa y unos son muy alarmantes.
Tengo la leve sospecha que muchos compradores de biberones, tetinas y chupos de entretención, así como columpios, balancines, caminadores y demás, NO leen las instrucciones, porque si las leyeran antes de realizar su adquisición, muy seguramente no los comprarían.
El motivo es sencillo: si tienen un accidente con ellos, harían todo lo contrario a la recomendación que se resalta en mayúsculas: “NO ENTRE EN PANICO” (aquí por ejemplo se referían a si el producto se quedara atorado en la boca del bebé).
Por mi experiencia en el mundo de los bebés, adapto estos textos al “lenguaje mamá y papá” y por mi experiencia como abogada, verifico que cumplan con las diferentes normas que involucran la presencia en el mercado de estos elementos.
Curiosamente me he topado con textos de todo tipo y me he dado cuenta que algunos productos estrella de talla mundial vienen mal traducidos al español, otros tienen la letra tan pequeña que hay que leerlos con lupa y unos son muy alarmantes.
Tengo la leve sospecha que muchos compradores de biberones, tetinas y chupos de entretención, así como columpios, balancines, caminadores y demás, NO leen las instrucciones, porque si las leyeran antes de realizar su adquisición, muy seguramente no los comprarían.
El motivo es sencillo: si tienen un accidente con ellos, harían todo lo contrario a la recomendación que se resalta en mayúsculas: “NO ENTRE EN PANICO” (aquí por ejemplo se referían a si el producto se quedara atorado en la boca del bebé).
La mayoría de productos para bebé traen en mayúscula la palabra “ADVERTENCIA” y siempre advierten algo con terroríficas palabras de lo que le puede pasar al bebé, como: “ESTRANGULARSE”, cuando por ejemplo el que lo compra sujeta cuerdas o cintas al chupete de entretención, o “ASFIXIARSE” con la tapa del tetero, si aquella no se encuentra fuera de su alcance. Situaciones menos peligrosas también son contempladas: “No meta nunca la tetina en sustancias dulces o medicamentos, ya que su hijo podría contraer caries”; o “una prolongada succión de fluidos puede causar caries”.
Son muchos los procedimientos que involucran el buen uso de estos artículos: una inspección previa para revisar, la forma y tiempos de aseo (antes y después), lo que se debe usar para limpiar, la higiene de nuestras manos antes de limpiar o manipular, tener cuidado de guardar las partes, las precauciones que hay que tener con respecto a la temperatura (para no quemar al bebé o para que ciertos elementos no se derritan cuando se esterilizan), aquel famoso"fuera del alcance de los niños" y la supervisión del adulto en todo momento, entre otros.
Todas estas recomendaciones están desde luego salvaguardando la vida del pequeño y por su parte las empresas, muy cuidadosas y precavidas, advertimos sobre los eventuales peligros que corre el pequeño con un mal uso. Y nos cuidamos mucho de abarcar cualquier detalle que pudiera poner en riesgo la seguridad infantil. Tanto lo tenemos incorporado, que hasta las simples bolsas vienen con la palabra “ADVERTENCIA”.
Todas estas recomendaciones están desde luego salvaguardando la vida del pequeño y por su parte las empresas, muy cuidadosas y precavidas, advertimos sobre los eventuales peligros que corre el pequeño con un mal uso. Y nos cuidamos mucho de abarcar cualquier detalle que pudiera poner en riesgo la seguridad infantil. Tanto lo tenemos incorporado, que hasta las simples bolsas vienen con la palabra “ADVERTENCIA”.
Podría pensarse en que se trata de una manera de prevenir demandas de responsabilidad. Y así es. Sin embargo, como fabricantes, si vamos más allá y orientamos esta preocupación hacia el interés general, es un deber y es vital que todos protejamos la vida e integridad física de un pequeño instruyendo y advirtiendo sobre un uso seguro, (así se asusten un poco cuando vean las preocupantes palabras mencionadas, ¿no te llamó también la atención el título de este artículo?).
Como consumidores, tenemos la responsabilidad no solo leer las instrucciones de seguridad sino de seguirlas con diligencia y cuidado.
Aunque al final del camino, leyendo o no las instrucciones, a veces nos llenamos de tanta cosa, cuando en la inmensa mayoría de ocasiones, es la misma naturaleza la que puede suplir esas necesidades tan básicas y vitales de un pequeño ser humano como lo son la succión, la alimentación, el contacto...
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