Pediatras no puericultores que opinan sobre crianza

Antes de que nazca un bebé, algunos futuros padres se cuestionan sobre su estilo de crianza. Cuando nace el bebé lo implementan o lo cambian de acuerdo con el desenvolvimiento del día a día. Otros no hacen nada y deciden confiar en su instinto sin indagar mucho y esperar a que llegue el momento. 


Prescripción de un pediatra para una bebé de un año de edad. El texto dice "caurto" pero quiso decir "cuarto" 

Las personas que están alrededor posiblemente tengan convicciones propias sobre cómo criar que deseen sugerir (o imponer). Es el caso de las futuras madres guiadas por su propia madre o padre que las criaron de cierta manera, por ejemplo con imposición de horarios y rutinas, dejarlas llorar hasta que se logren dormir, introducción temprana de alimentos, lactancia mixta, cero brazos; todos los anteriores, o uno u otro. O por la suegra o suegro, cuidador, etcétera, quienes por el contrario criaron al papá de su futuro nieto o nieta con lactancia exclusiva, el bebé a cuestas y en una cama compartida, para, según ellos, facilitar el sueño y la lactancia. Los amigos, los libros, y los pediatras se convierten en consejeros de crianza.

CONSEJOS
Las nuevas familias reciben consejos de la familia, del doctor Google, de los libros, grupos de crianza, amigos con bebés pequeños, etc. Todos tan diferentes que podrían confundir, y que reflejan que no hay unanimidad en torno a la crianza.

"EL PEDIATRA ME DIJO"
Ante tanta injerencia y poco acuerdo, una estrategia valiosa para quienes deciden no admitir opiniones, es utilizar la frase: “el pediatra me dijo” e inventarse toda serie de recomendaciones basadas en su propio juicio, pero puestas en boca de este tercero sabelotodo que tanta veneración genera.

Y claro, el pediatra es el que parece tener la respuesta a todos los interrogantes, no solo los concernientes a la salud del pequeño sino también a los de crianza. Y si los nuevos padres están convencidos de que a los bebés hay que entrenarlos para dormir, les cae como anillo al dedo la anotación del doctor en el papel de “cuarto aparte”, y de paso se llevan anotada toda la bibliografía sobre el tema de cómo hacer que los niños duerman toda la noche, cueste lo que cueste.

Por el contrario, si los padres encuentran un estilo de crianza en el que quieren llevar en brazos a sus bebés, quieren dormir cerca de él y consideran que un bebé no necesita una alimentación diferente al pecho materno durante los primeros meses, la nota de “cuarto conjunto”, da en el clavo.

Pero oh, ¡qué grave problema si las notas están cruzadas!

¿El pediatra debe participar en la elección del estilo de crianza o debe limitarse a limitar su consulta a temas de salud?

Existen pediatras puericultores que guían con buen rumbo el camino de la crianza. Sin embargo, existen pediatras cuya injerencia puede ir en contra vía de los sentimientos de los padres de su pequeño paciente. Y la brecha entre temas de salud y temas de crianza es muy corta. Por ejemplo, para una madre, dormir de forma segura cerca de su bebé podría facilitar la lactancia nocturna a libre demanda; pero para algún médico poco informado, a cierta edad las tomas deben restringirse para que un bebé duerma más horas, y para facilitar el proceso habría que mandarlo a dormir a la luna (solo), de ser posible.

EL CONOCIMIENTO DE LOS PADRES


Las decisiones informadas basadas en la aceptación y confianza, fundamentadas en el propio juicio y los instintos son muy importantes. Las nuevas familias pueden confiar en su propio criterio. Es así como la mamá es muy importante para el bebé, sea que esté criando sola o no. Y su pareja, si la tiene, no se queda atrás.

ENCUENTROS CON PROFESIONALES


Cuando el encuentro no resulta positivo, cuando los padres no se sienten capaces de expresar al profesional sus sentimientos u objetivos, tal vez no tengan chance de que el médico se muestre abierto a otras consideraciones, lo cual puede resultar frustrante. También es frustrante si el médico es de aquellos que imparten juicios de valor o critican, en vez de dar información médica actualizada que apoye sus opiniones, por más preocupado que esté por el bienestar del pequeño.

Cuando estas situaciones negativas se presentan, es la sabiduría interior, a veces lejana a la medicina pero sabiduría al fin y al cabo, la que puede diferir de lo que dice el pediatra, y el desacuerdo puede ser tan fuerte como grande el número de posibilidades:

-“Es muy buen pediatra y me encanta su diagnóstico, entonces no le voy a hacer caso y voy a dormir con el bebé”.

-“Mi bebé tiene 5 meses y ya ha pasado por las manos de cinco pediatras, no encuentro ninguno que me guste”.

-“¿Quién me puede recomendar un pediatra que no diga que la leche materna es agüita después de los seis meses?

-“Necesito un pediatra que me conteste a las tres de la mañana si lo llamo”.

-“Los pediatras deberían limitarse a dar recomendaciones de salud y no de crianza, ¿es que acaso son psicólogos?”

ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA DIALOGAR CON EL PEDIATRA

Puedes pedir una explicación completa de los tratamientos, procedimientos o sugerencias que el médico indique para tu bebé. Si no le entiendes, pide que te lo explique mejor. Solicita otras opciones si no aceptas o no entiendes las que te ofrece. 

Compartir tus sentimientos, proyectar seguridad, preparar las respuestas, hablar en forma positiva y comunicarte, facilita el diálogo y lo hace transparente; no todos saben que es lo que pensamos, mucho menos lo adivinan si no lo expresamos y nos hacemos entender, así tengamos que repetir.
Si no estás decidido a cambiar de pediatra y tienes consideraciones que difieren de lo que te dice (o escribe) y tu bebé está sano, intenta emplear tu propia estrategia durante un corto tiempo o hasta el siguiente encuentro. Si te funciona puedes informarle y enseñarle para que conozca que existen otras posibilidades (las fuentes bibliográficas son un excelente recurso). Si el asunto no afecta la salud o la integridad del bebé, no tienes que discutirlo con el pediatra.
Si el bebé no goza de buena salud, puedes hablar con el doctor sobre tus estrategias de manera honesta antes de implementarlas. Ocultar información al médico le impide tratar a su pequeño paciente y puede poner en riesgo su salud, porque la información que recibe no es completa, o es incorrecta. Además hace que te cuestiones sobre tu propia honestidad.
La delicadeza, la verdad, la consideración, el respeto y la información, son valiosas herramientas para lograr encuentros positivos que desencadenan en una larga relación.

Hay muchas formas posibles de trabajar con el pediatra y siempre está la posibilidad de cambiar a otro profesional. Ser claros con los sentimientos desde el inicio funciona, aunque nunca es tarde para comenzar.

Por demás, nadie debería interferir en los estilos de crianza elegidos y, mientras respetes al pequeño, cuides su salud, su integridad física y psicológica, y no violes la ley, ¡cría a tu hijo como te parezca!


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