Mi bebé se queda con hambre


"Mi bebé se queda con hambre";"mi leche no lo alimenta"; "no me sale suficiente leche"; "apenas se separa del pecho se pone a llorar buscando más"; "tengo que complementarlo". Es bastante común escuchar a las madres lactantes expresarse así cuando se adentran en el mundo de la lactancia.

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Si permitimos que la naturaleza fluya, nos daremos cuenta que los bebés necesitan del pecho y de los brazos con mucha frecuencia. ¡Y mucho! en especial al principio de la vida. Entonces salen a flote las preocupaciones de la mamá que amamanta, (y de su entorno) sobre el tiempo que el bebé pasa al pecho, así como la confusión de si lo hace tan seguido porque la leche no es suficiente. 

Y es ahí cuando encontramos otras expresiones como: "¿Otra vez en el pecho?; "todo el tiempo quiere estar pegado"; "las rutinas son lo mejor para el bebé"; "le vas a dañar el sistema gastrointestinal si no le pones horarios"; "piensa en ti y saca tiempo para hacer otras cosas además de amamantar"; "ese bebé se queda con hambre, es necesario complementarlo".


Los bebés necesitan del pecho y de los brazos con mucha frecuencia; de ahí el viejo término de "tomar el pecho a libre demanda", que no significa nada distinto a tomar leche materna cada vez que el bebé lo pida, durante el tiempo que lo pida, con una buena colocación y agarre al pecho, y sin horarios. 

No es difícil comprobar que la lactancia es exitosa cuando se le permite al bebé tener acceso a su alimento cuando necesita hacerlo, sin tener que controlar y controlar. Permitiendo que quien controle lo que quiere tomar sea el bebé. Lo bueno es que por más leche humana que tome un bebé, nunca se va a exagerar; es decir, el bebé que toma control de cuanto quiere y a qué hora lo quiere, muy probablemente va a estar satisfecho. 

No es difícil concluir que son muchos los factores que resultan en un bebé que toma el pecho seguido, y no necesariamente por que no se tenga suficiente leche: los bebés tienen necesidad de contacto, la leche se digiere rápido (y si el bebé es pequeño su capacidad gástrica también es pequeña, necesitando alimentarse con frecuencia). Si le sumamos a esto un instinto de succión nutritivo y no nutritivo muy fuerte, característico de los bebés y vemos a nuestro cuerpo por fuera como la extensión de la casa que el bebé tenía por dentro, lo más probable es que confiemos en que el bebé no se queda con hambre.

...¡Ah! y una necesidad muy fuerte de mamá.


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