Violencia y depresión, consecuencias de no cargar a los bebés.


Es común escuchar que cargar mucho a los bebés es malo. Que es muy pesado para quien los cuida estar con un bebé que quiere todo el tiempo brazos; que entre más brazos, más se van a acostumbrar y luego a quién culpar si no se quieren separar; que es normal alzarlos al principio, pero que es una situación que debe espaciarse y prevenirse a medida que crecen para fomentar su independencia, para nuestra comodidad y para que no esté pegado a los brazos (por no decir a las faldas) de su madre. O de su padre, de cuidador o de cualquiera.

Escuchamos y leemos sobre trucos para que en vez de acostumbrarse a los brazos, se acostumbren a no estar todo el tiempo encima de alguien. Por ejemplo dejándolos llorar cuando buscan proximidad, dejándolos en otro lado sin perder el contacto visual en caso de que no queramos dejarlos llorar; dilatando la petición de brazos cada vez más para que “pierdan la costumbre”, darle juguetes o comida para que no quieran estar todo el día en brazos y estos pasen a un segundo plano; entre otros.


Alt="Violencia y depresión"


James W. Prescott es neuropsicólogo (1). Este investigador americano, estudioso del vínculo entre la madre y su bebé y su alcance en la vida adulta, ha publicado bastantes artículos sobre los orígenes de la violencia. Las conclusiones de las investigaciones arrojan que una práctica muy importante para el desarrollo de la salud emocional y social de los infantes y de los niños es cargarlos en el cuerpo del cuidador y constituye la mejor alternativa en contra de la depresión, la alienación social, la violencia y el abuso de drogas y alcohol en el futuro.

El movimiento que ofrece a los bebés el estar cargados mucho tiempo, estimula el sistema del equilibrio y las áreas del cerebro que se encargan el desarrollo a nivel emocional, sexual y social. Ese movimiento causa mucho bienestar, y ese placer es tan importante, que si no se experimenta cuando el cerebro se está desarrollando, puede haber más adelante consecuencias negativas, por el daño en sus estructuras y el funcionamiento del cerebro. Consecuencias como el estar buscando fuentes de placer y gratificación permanentemente, cuadros de depresión, comportamientos violentos, suicidas, de adicciones.

Si cargar a los bebés podría hacer que el vínculo afectivo dependa de hacerlo muchas veces y por mucho tiempo porque los bebés se sienten seguros y experimentan un bienestar que desarrolla las experiencias de placer en el cerebro que quedarán fijas en el futuro; si hacerlo causa estas consecuencias favorables (suponiendo que sea en su totalidad o en una mínima parte), ¿porqué escuchamos tanto que alzarlos demasiado es malo?

Si la falta de brazos se esfuma, si la falta de contacto pudiera ser la causa de conductas violentas en el futuro, y si estas conductas de violencia se pueden prevenir con un contacto físico prolongado y con llevarlos en brazos durante mucho tiempo, quién se atrevería a decir que a los bebés no hay que cargarlos demasiado?

¡Pues adelante! ¡A cargar a los bebés!


(1) The Origins of Human Love and Violence. James W. Prescott, Ph.D. · Institute of Humanistic Science. From Pre- and Perinatal Psychology Journal, Volume 10, Number 3: Spring 1996, pp. 143-188

http://www.violence.de/prescott/letters/Social-Behavioral_Characteristics.pdf
http://ttfuture.org/files/2/ public/esa_jwp_origins_mm.pdf
http://ttfuture.org/files/2/public/esa_jwp_family.pdf
http://www.violence.de/prescott/reviews/hrdy.html
http://www.ttfuture.org/files/2/ members/esa_jwp_lost_dream.pdf
http://ttfuture.org/blog/1181/violence-most-significant-mental-and-behavioral-health-disorder-america-and-world

http://ttfuture.org/bonding/publications



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