¿Depresión posparto? ¡Portea!

En el mundo de la maternidad hay una realidad de la que no se habla mucho, pero que toca a más mujeres de las que creemos: la depresión postparto. A diferencia del baby blues o melancolía postparto (que experimentan muchas mujeres y que no dura más de unos días), la depresión es una condición seria que debe ser tratada por profesionales expertos y que, en algunos casos, requiere medicamentos. 


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Se trata de una enfermedad que puede poner en peligro la salud e incluso la vida de mamá y bebé, por lo que no debe ser tomada a la ligera.  El CDC (Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos) estima que la depresión posparto ocurre en 11-20% de las mujeres que dan a luz, pero que solo el 15% de las mujeres que tienen síntomas recibe tratamiento alguna vez.
Por eso, lo mejor que podemos hacer las madres es aprender de ella y saber cómo podemos evitarla. Aunque no siempre se pueden controlar los factores causan la depresión, si contamos con el entorno y las herramientas apropiados para enfrentar esos primeros meses de maternidad, las probabilidades de sufrirla van a ser menores, o por lo menos los síntomas van a ser menos severos.

Una de estas herramientas a las que me refiero es el porteo. Aunque no parece obvio, hay muchas razones que hacen que el porteo ayude a disminuir las probabilidades de depresión posparto.  

A continuación les enumero algunas:

1- Las hormonas: el porteo permite tener al bebé cerquita, al alcance de los besos. Olerle la cabecita a un bebé es algo deliciosos que estimula la hormona del amor: la oxitocina. Esta hormona es clave para prevenir la depresión, pues crea una sensación de placer y bienestar, y evita que sensaciones de tristeza nos invadan. La naturaleza hizo a los bebés deliciosos, huelen rico, son tiernos, gracias a un mecanismo de supervivencia de la especie: la mamá carga a su cría, la tiene cerquita, y en brazos de mamá el bebé está seguro, libre de las garras de cualquier depredador. Como ven, es un mecanismo perfecto: entre más cargamos a nuestro bebé, más felices nos vamos a sentir y el bebé va a estar más seguro.


2- Hace la vida más práctica: portear a un bebé implica tener las manos libres, lo que significa poder hacer cosas que de otra forma sería imposible. Muchas veces una de las causas de la depresión posparto es que la mujer no se siente útil, siente que no puede hacer nada, que el bebé no la deja ordenar la casa, preparar la comida, cuidar a otros niños, salir de compras, ir al baño, tomar una ducha, etcétera. Los bebés nacen con la necesidad de ser llevados en brazos, pues solo cerca de su madre se sientes seguros; y por eso es común que lloren apenas tratan de dejarlo en una cuna. Eso hace que la mamá se sienta agobiada porque no puede terminar de hacer nada. Tener al bebé pegadito al cuerpo permite que las madres hagan otras actividades mientras tienen a sus bebés contentos, con sus necesidades satisfechas.

3- Salir de casa: ¿has oído hablar de la “fiebre de la cabaña”? Muchas mamás se sienten encerradas después de parir a sus bebés porque les da miedo salir o sienten que se van a hacer un lío; llevar al bebé en brazos es poco práctico, y el coche o la sillita portabebés son aparatosos y no permiten tener las manos libres. No hay mejor terapia para una nueva madre que se siente atrapada en su casa y que está sola todo el día sin contacto con otras personas adultas, que salir a dar una vuelta con el bebé cerquita del corazón. ¡Es bien sabido que el aire fresco tiene propiedades terapéuticas!

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4. Facilita el cuidado de otros hijos: Cuando se tienen más hijos, sobre todo si están todavía pequeños, una madre en casa puede sentir que no puede con tanta responsabilidad y muchas alcanzan a experimentar culpa y angustia porque no le ponen la misma atención a sus hijos mayores. La nueva cría es muy demandante, quiere estar pegada a la teta o en brazos de su madre; pero resulta que en casa hay un niño de dos o tres años que necesita todavía mucho a su mamá. ¿Cómo darle de comer, vestirlo, sacarlo al parque, jugar con él? El porteo permite llevar al bebe chiquito encima, supliendo sus necesidades, mientras se puede atender al mayor.

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5. Ayuda con la lactancia: amamantar ayuda a disminuir las probabilidades de sufrir depresión posparto. En muchos casos, sobre todo después de un parto traumático, las mamás encuentran que la lactancia “cura” la heridas y restablece ese amor y placer perdidos debido al parto. Sin embargo, en nuestras sociedades productivas y rápidas, en las que nos sentimos mal si no estamos haciendo mil cosas a la vez, las mamás muchas veces encuentran que amamantar las 24 horas del día a un bebé representa un gran reto porque implica parar lo que se está haciendo, sentarse y darle de comer. Cuando un bebé está en una bandolera o en un fular bien colocado, la mamá puede aprender a darle mientras hace otras cosas. Pero no solo eso: además de volver la alimentación del bebé algo más práctico (para aquella que así lo desean), tener al bebé constantemente cerca al pecho permite que el bebé mame más frecuentemente. En esos primeros días, sobre todo, en los que los bebés duermen tanto y se les “olvida” comer, estar cerquita de la madre, oliendo la leche de sus pechos, hace que el bebé coma más seguido. Eso tiene por un lado la ventaja de que estimula la producción de leche y, por el otro, hace que el bebé crezca óptimamente, pues el alimento continuo, más el calor del cuerpo de mamá, estimulan el desarrollo del bebé. Finalmente, el porteo les permite amamantar discretamente a aquellas mamás que así lo desean, ya que pocas veces alguien más se entera de que un bebé está comiendo cuando está dentro de un portabebés.
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6. Aleja manos extrañas del bebé: las nuevas mamás sentimos una enorme angustia cuando gente extraña (y a veces no tan extraña) se acerca para conocer a nuestro recién nacido. Si estamos en casa, nos piden cargarlo, besarlo, y no falta la tía que quiere darle un teterito. Si estamos en la calle, muchos desconocidos se acercan y le tocan las manos o la cabeza al bebé, poniendo a la nueva madre a sufrir. En cambio, si el bebé está en un portabebés, está resguardado de todas esas manos indeseadas. Como generalmente el bebé porteado está contento, ya sea dormido o en un estado de alerta tranquila, la gente no siente la necesidad de decirle a la mamá que ellos lo cargan para calmarlo. Y si quieren darle un tetero, pues se les da la razón de que es un lío sacarlo de ahí y que están alimentados y calientes cerquita a la mamá.

7. Es un pretexto para conocer gente, sobre todo mamás que ver la crianza de forma similar: la soledad pega muy duro cuando uno es mamá primeriza. Las amigas que no tienen hijos están en otro plan y las que los tienen de pronto están más enredadas que uno y no tienen imaginación para ponerse a hacer planes conjuntos. Las redes de apoyo y los grupos de crianza, tanto presenciales como virtuales, son una muy buena manera de relacionarse con mamás que están en las mismas que uno y no sentir que no hay con quién hablar. Si porteamos a nuestros bebés podemos encontrar espacios que frecuenten también otras mamás que compartan nuestra forma de ver la maternidad y la crianza, y eso permite no quedarse encerrada en la casa. Hablar con otras mamás, y ver que ellas están pasando por lo mismo que uno, es un ejercicio terapéutico que relaja y tranquiliza las mentes de las madres primerizas.

8. Posibilita que otras personas establezcan un vínculo con el bebé y lo atiendan, permitiendo que la mamá tenga momentos de descanso, de estar sola. Hay mamás que se angustian si se separan cinco minutos de sus bebés, pero a muchas les funciona tener un ratico para ellas solas y poder hacer cualquier cosa sin estar pensando en la cría. El porteo es una excelente herramienta, pues el bebé se mantiene feliz por ejemplo con su papá o su abuela, mientras la mamá tiene un tiempo tranquilo para ella. 


Además, cuando los papás y otros miembros de la familia portean logran sentir ese maravilloso vínculo de cercanía que generalmente se tiene con la madre. Sienten además que son útiles, pues esa es una preocupación que muchos papás tiene, sentir que no hacen lo suficiente para descargar un poco del trabajo que tiene la madre. El porteo permite volver la crianza un equipo.


Todo lo anterior no quiere decir que para evitar la depresión posparto hay que tener al bebé amarrado al pecho 24 horas del día. Lo que me interesa compartir con ustedes es que el porteo puede ser tenido en cuenta como una herramienta más para disminuir el riesgo de depresión posparto que afecta a tantas madres en nuestra cultura. Hay muchas otros factores que influyen, pero si sabemos de esta herramienta tal vez podamos ayudarnos en los momentos difíciles. Cabe resaltar también que el porteo no “cura” la depresión posparto. Si se sospecha o identifica que la madre la sufre, es imperativo buscar ayuda profesional lo más pronto posible.



Por: Valeria Baena

Asesora internacional certificada de porteo de la Escuela FTZB
Miembro del "Programa AYU quiere a los niños"
Distribuidora autorizada de AYU
Contacto:
Whastapp 322 3118937
https://mamavale.wordpress.com
E - mail: baenavaleria@gmail.com








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