El empoderamiento femenino como estrategia profesional

Mucho se habla de empoderamiento. La palabra desde la mirada femenina suena a protagonismo y a emancipación. La palabra desde la mirada materna llega detrás de frases como "madres empoderadas" y suena a capacidad. ¿Qué sucede cuando esas fortalezas se potencian detrás del apoyo de la "persona soporte" (si la hay) que juega un rol paterno o un rol de cuidador?


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Quien vive procesos de preconcepción, embarazo, parto y postparto, puede hacer valer sus recursos de empoderamiento de manera que su cuerpo se considere individualmente y que las decisiones sobre su cuidado y el de su bebé le competan. 
El apoyo a quienes cumplen este rol mayoritariamente ocupado por la futura madre o la ya madre, le facilita el usar sus recursos y conocer y hacer valer sus derechos. Es decir, a tener un lugar protagónico, o a empoderarse, para usar la palabra.

Y es así como, las madres empoderadas van abriendo su camino al lado de los profesionales de la salud, los cuales van haciendo a un lado procedimientos estáticos y rutinarios para ir tomando en cuenta a la persona individualmente considerada y no a un cuerpo.

Dentro del entorno de la madre empoderada existen personas, que si son tomadas en cuenta, pueden influir en esa capacidad individual, en esa autoconfianza tan beneficiosa en aquellos procesos que se viven en la vida reproductiva. También en la posibilidad de tomar decisiones informadas en lo concerniente al embarazo, al parto e incluso en la lactancia. 
Estas personas pueden ser la pareja, el padre o quien cumple su rol, el cuidador, o mejor, "la persona soporte". Su labor es fundamental, porque influyen y porque no solo otorgan apoyo; también merecen recibirlo con respeto y compasión.

Si "la persona soporte" se involucra con aprendizajes y con un entendimiento de lo que sucede o de lo que probablemente sucederá, el equipo de profesionales de la salud que brinda atención a quien gesta un bebé o da a luz, en el mejor de los casos tendrá a un aliado en su responsabilidad de cuidar del bienestar de la díada. Porque la madre empoderada muy seguramente explore conjuntamente con esta persona sobre sus opciones, sobre sus preocupaciones, emociones y sobre lo que espera. 
Y porque si lo miramos a nivel global, si la proximidad se midiera en índices así como sucede con la lactancia, ambos muy probablemente subirán con el apoyo de alguien importante que además de ser testigo de los procesos, los vive a plenitud si tienen el camino abierto. 

Por su parte, los profesionales de la salud que son instruidos para involucrar a la "persona soporte", haciéndolo desde el respeto, muy seguramente se encuentren al final del camino con una madre empoderada que participa activamente en todos sus procesos, que siente la confianza de jugar el rol principal en un trabajo de todos; un trabajo en equipo. Y es aquí donde la famosa palabra toma importancia.

Si un profesional de la salud es instruido y motivado para para involucrar a la "persona soporte" y hacerla partícipe de los procesos que vive la madre en todos los momentos de la vida, es probable que encuentre aliados a la hora de la toma de decisiones y aliados también en los momentos en que necesite comunicar, informar y lograr proteger la salud y la vida en un entorno de compasión, respeto y solidaridad. Aliados no en el sentido de lograr convencimientos o aceptaciones, sino en un trabajo en equipo que redundará en beneficio de todos.




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