Lactancia y contacto piel a piel en tiempos de COVID-19


Antes de la pandemia de la COVID-19, cada año morían millones de gestantes y recién nacidos por causas prevenibles. Con la pandemia causada por el virus COVID-19 que se originó en China el protocolo allí fue separar de manera inmediata a todos los recién nacidos de las madres infectadas y aislarlos durante catorce días sin que pudieran ser amamantados. Estos protocolos se remedaron en otros países. Conforme se conocía mejor el comportamiento del virus, las guía cambiaron y los organismos internacionales empiezan a divulgar información, como la que hay actualmente, en la que se insta a fomentar el contacto piel a piel y la lactancia para disminuir estas muertes.

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Adicionalmente, hoy sabemos que el virus se contrae por vía aérea antes, durante y después del período en que los pacientes están con síntomas. Sabemos que la infección por COVID-19 neonatal es poco común, poco sintomática y que la tasa de infección no es mayor cuando el bebé ha nacido por vía vaginal, es permitido el contacto con la madre y es amamantado.
También sabemos que las medidas para evitar el contagio son el lavado de manos frecuente con agua y jabón y permanecer a más de un metro de distancia con las personas enfermas, a excepción de madres que han dado a luz o que ya los están amamantando, que no tienen por qué separarse de sus pequeños.

No obstante el cambio en los protocolos de salud, debido al temor de que las madres con COVID-19 o sospecha del virus contagien a sus bebés, se sigue separando sin justificación valedera a los mismos. Se siguen realizando prácticas infundadas cuyas consecuencias pueden ser graves, como limitarse la lactancia. Cuando tener el virus, la sospecha del mismo o el temor de contraerlo no son indicación de parto por cesárea, alimentación con fórmula o aislamiento, ni separación entre la madre y su bebé.

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Profesionales sanitarios


Más allá de la gravedad de un virus que se convirtió en pandemia, hay numerosas posibilidades de crear estrategias para lograr un buen trabajo en la atención perinatal, sin lesionar la proximidad entre madre y bebé. Este contacto es necesario e importante, así como la lactancia y superan de forma crucial los eventuales riesgos de transmisión y enfermedad relacionados con la pandemia.

Por ende, la capacitación adecuada de los trabajadores sanitarios es fundamental y se convierte en un asunto de responsabilidad ética y legal. Los profesionales deben tener en cuenta la importancia de la evidencia actual y centrar su atención en la familia. A su vez deben reconocer el impacto y consecuencias negativas cuando no pueden suministrar efectivamente la atención esperada, acorde con las recomendaciones actuales, con el resultado de un panorama oscuro en cuanto a liderazgo y sensibilidad a las necesidades de la familia en su ejercicio. Y como consecuencia, la falta de colaboración, apoyo mutuo y trabajo en equipo que deberían estar orientados al logro de las metas comunes, tan importantes.

El tema es de responsabilidad, porque se puede dañar a los demás por no estar actualizados. Dañar es separar a los bebés recién nacidos de sus madres cuando las condiciones de salud de ambos no lo ameritan. Dañar es desestimar el contacto piel a piel y la lactancia que protegen la salud de la díada.

El sistema de salud

Vemos que si el virus está latente o hay sospecha del mismo, es viable el contacto piel y la lactancia sin que sea necesario, ocurrido el parto, aislar a la díada o suspender la lactancia. En vez, hay que tomar medidas de seguridad para proteger al bebé de una posible infección. Se evita el eventual contagio con medidas de protección y la exposición frente a cuidadores enfermos después del parto, no desalentando el contacto o la lactancia.

Su función principal durante la pandemia es preservar la vida y brindar la posibilidad a la persona gestante de seguir recibiendo atención médica, controles prenatales, atención obstétrica de calidad durante su proceso y luego de dar a luz, incluyendo las inmunizaciones del caso y el cuidado posnatal, proteger el derecho a la vida y a la salud y también disminuye cargas al sistema de salud. Con respecto a esto último, luego del parto, mantener juntos a la madre y al bebé hace más llevadero el trabajo en salud. Aislarlos aumenta de forma significativa dichas cargas y afecta todo el sistema, sin dejar atrás el peso económico que le representa al sistema.

El entorno sanitario debe promover que sus trabajadores se capaciten, se actualicen y puedan informar y apoyar desde el primer momento del embarazo y luego de dar a luz. Apoyan e informan cuando brindan atención directa de calidad, cuando realizan visitas a domicilio con todos los protocolos de bioseguridad si es del caso, incluso en zonas remotas. Cuando aprovechan los sistemas de consulta virtual o telefónica. Cuando hacen arreglos para recibir la leche extraída de las madres cuando hay una separación obligada por condiciones de salud. También con seguimiento frecuente, en especial luego del nacimiento.
El fin último es salvar vidas, proteger la unión entre el bebé y su madre, promoviendo una atención respetuosa y humanizada en condiciones dignas y seguras.

El sistema también debe cerciorarse de que su equipo cuenta con los elementos de protección personal y elementos seguros para brindar atención, que sean necesarios dentro y fuera de los centros de la salud (en caso de que estén cerrados y haya emergencias). Debe protegerlos y cuidarlos para que puedan prestar sus servicios de atención de forma digna y con calidad, preservando sus vidas también. Esto incluye contar con todas las medidas de prevención y control del virus durante el trabajo de parto y luego de dar a luz y con instrumentos como bata y guantes, mascarillas respiratorias N95 y gafas protectoras o similares para los ojos, entre otros.

La persona gestante


Se sabe que el virus no se transmite al bebé en gestación. Si la madre lo tiene, el bebé que va a nacer, nace sin el virus. Para evitar el contagio es importante obtener información, apoyo y acompañamiento. Esto implica:

- Cumplir las medidas de prevención para prevenir la transmisión del virus que todos practicamos.
- Estar pendientes de eventuales síntomas y pedir ayuda médica ante cualquier inquietud o malestar como fiebre, tos o dificultades para respirar.
- Investigar cuáles son los lugar más seguros para dar a luz.
- Contar con un plan de parto que pueda ayudar a manejar la eventual ansiedad.

Proteger la lactancia


Actualmente no hay evidencia de que el virus pueda transmitirse al bebé a través de la lactancia. Varios estudios publicados han detectado ácido nucleico del virus en la leche materna. Sin embargo, actualmente no se han detectado virus infecciosos viables en ella. Por el contrario, los beneficios superan cualquier posible riesgo de transmisión del virus y existe evidencia indiscutible, que dar leche humana a los bebés reduce el riesgo de que desarrollen enfermedades infecciosas. Por ende, es mínimo el riesgo de transmisión de virus respiratorios. El motivo es conocido: se trata de un líquido vivo que tiene inmunoglobulinas, factores antivirales, citocinas y leucocitos que protegen a los bebés y ayudan a destruir elementos que les harían daño.

Los cuidadores

Hay que saber que al convivir, solemos compartir virus y bacterias y que puede ser complejo pretender la separación de los bebés de las personas que los cuidan, en especial de la persona que lo amamanta. Con mayor razón si las recomendaciones se orientan a mantener la lactancia. Si la persona lactante tiene el virus, la mascarilla es de valiosa ayuda a la hora de amamantar (la lactancia igual es procedente si no hay disponibilidad de mascarillas). También lavarse las manos antes y después de tocar al pequeño y lavar y desinfectar las superficies frecuentemente.

Si la leche es extraída, es importante la esterilización del instrumento después de cada uso. Los cuidadores del bebé también deben cumplir las medidas de bioseguridad.

El parto

El parto por vía vaginal es considerado seguro y no es necesario acortar los pasos que conducen al nacimiento o evitar demorar el corte del cordón, práctica desaconsejada.
La condición clínica de la díada en todo caso debe ser considerada.

Las recomendaciones de los organismos internacionales indican que dar a luz por cesárea, si se sospecha o confirma el virus, no es una razón valedera para su práctica y la sugieren solo cuando estén médicamente justificadas.

Sustitutos

La lactancia brinda una nutrición óptima con o sin la enfermedad pero si no es posible, hay que considerar otras alternativas.

Estas opciones incluyen el uso de bancos de leche (la pasteurización elimina el virus, por lo que no deben rechazarse donaciones a los bancos de leche y así evitar que se queden sin reservas). Esto quiere decir que la fórmula para lactantes queda relegada para cuando la leche propia directa o extraída, o la donada no puede consumirse.

El sentido ético de esta información es restar importancia y desincentivar prácticas de mercadeo y publicidad de fabricantes de sucedáneos de leche materna, para así evitar el aprovechamiento de la pandemia y el miedo que la misma genera.

Contacto piel a piel


El primer momento de vida de un bebé "la hora de oro" representa un valor, cuya importancia debe ser respetada y protegida. Al igual que todas las muertes materno-fetales previas a la pandemia, la separación entre el recién nacido y la madre tras el parto es común en muchos centros de salud, sin justificación y conociendo las recomendaciones internacionales que recomiendan el contacto piel a piel. Tristemente, con el advenimiento de la pandemia, la práctica de la separación ha cobrado fuerza y parte de los avances en la protección de la proximidad se ha perdido. Es fundamental saber que la evidencia recolectada ha dado pie a la actualización de las sugerencias sobre el contacto piel a piel y los recién nacidos no tienen por qué ser separados de sus madres con COVID-19 en la habitación del centro de salud si se cumplen las medidas de bioseguridad descritas.

El contacto directo se asocia además a una mayor supervivencia neonatal, la regulación de la temperatura y la respiración de los pequeños y permite una iniciación temprana de la lactancia materna, lo que también reduce la mortalidad. También favorece la colonización del microbioma en los bebés. Como el contacto directo temprano los ayuda al bebé a desarrollarse, la separación genera graves consecuencias potencialmente mucho más dañinas para la salud de ambos. Porque no solo se pierde esa "hora dorada", también hace más vulnerables a los bebés a enfermedades respiratorias graves. La separación, además de no prevenir la infección o simplemente retrasarla causa estragos, porque la estadía en los centros hospitalarios suelen ser cortas y ya en casa es poco probable lograr aislar al bebé de sus cuidadores y a las personas que viven en ese hogar. Esto quiere decir, que una separación hospitalaria será pasajera y artificiosa.

En caso de enfermedad


Cuando una madre con COVID-19 está demasiado enferma como para cuidar a su recién nacido, cuando opta por no amamantar directamente o cuando el bebé está en una Unidad de cuidados intensivos donde no puede ingresar su madre enferma, el bebé puede ser suplementado con leche extraída fresca. La leche puede extraerse después de una higiene adecuada de las manos y personas no infectadas podrían alimentar al bebé.

Extraerse leche directamente a mano​ o con sacaleches o recibir ayuda en caso de no ser posible, evita problemas mayores como conductos tapados o mastitis. También protege el suministro.

Los numerosos beneficios de la piel a piel y la lactancia materna / uso de la leche materna superan sustancialmente los riesgos potenciales de transmisión y enfermedad asociado con COVID-19. Los derechos de la díada deben ser respetados, la protección de la proximidad y de la lactancia no debe reducirse a meras intenciones opacadas por temores sin fundamento ni evidencia científica. La pandemia no es excusa para faltar a la ética, a la responsabilidad y a la legalidad. Encontrar recursos para poder seguir difundiendo, manteniendo y protegiendo las recomendaciones de los organismos internacionales de salud permite seguir en línea con los conocimientos actuales y desestimar la improvisación.

Referencias




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