Ejercer sin miedo y sin violencia obstétrica: desafíos éticos reales en la atención


La visibilización de la violencia obstétrica ha transformado el campo de la salud perinatal. Hoy, mujeres y personas gestantes exigen ser tratadas con respeto, dignidad y autonomía, conforme a lo establecido en múltiples normas nacionales e internacionales. Al mismo tiempo, profesionales de salud, gineco-obstetras, parteras, matronas y enfermeras obstétricas enfrentan un clima de creciente desconfianza, judicialización y sobrecarga institucional. Por ello, quienes cuidan también necesitan ser cuidados, respaldados y escuchados. El ejercicio profesional en salud sexual y reproductiva exige herramientas para no ejercer con miedo. Si trabajas desde la evidencia, el respeto y el criterio profesional, estos elementos podrán acompañarte a sostener tu práctica con claridad ética, incluso cuando los márgenes se vuelven más estrechos.


Ni medicina defensiva, ni prácticas deshumanizadas

La medicina defensiva, es decir, actuar por temor a problemas legales o institucionales, más que por necesidad clínica, puede manifestarse en:

  • Intervenciones innecesarias o excesivas “por si acaso”.

  • Omisión del diálogo por miedo a la reacción de las personas usuarias.

  • Protocolización rígida para cubrirse jurídicamente.

Pero también es violencia obstétrica actuar sin informar, sin consentimiento, o desde el desprecio o la infantilización. La evidencia es clara:

“El maltrato durante el parto no siempre responde a la intención de dañar, sino a dinámicas institucionales, prácticas normalizadas y desequilibrios de poder” (Bohren et al., 2015).

La autonomía no es una amenaza, es un derecho

La OMS (2014) establece que el respeto por la autonomía y la dignidad de las mujeres es una condición indispensable para una atención de calidad. FIGO (2019) refuerza este criterio en su guía ética:

“La decisión médica debe basarse en la mejor evidencia disponible y respetar la voluntad informada de la paciente, incluso si esta difiere de la recomendación clínica”.

Negarse a realizar un procedimiento innecesario no es ceder autoridad: es ejercer con base en evidencia. Pero imponerlo sin consentimiento, incluso si es “por el bien”, puede constituir una forma de violencia institucional (Khosla et al., 2016).

Cinco principios para ejercer con ética, juicio y confianza

  1. Justifica cada decisión. No desde la costumbre, sino desde la evidencia.
    El juicio clínico sigue siendo indispensable, pero debe ser argumentado y explicado. El consentimiento informado es una obligación legal, no una formalidad (OMS, 2014).

  2. Evita excesos: intervenir más no es proteger más
    La OMS desaconseja la realización rutinaria de prácticas como episiotomía, restricción de movimiento o administración de oxitocina sin justificación médica (OMS, 2018).

  3. Respeta los planes de parto como una herramienta de comunicación, no como amenaza
    FIGO (2019) recomienda discutir los planes de parto anticipadamente y revisarlos junto con la persona gestante para prevenir conflictos y generar confianza.

  4. Actúa con claridad, no con paternalismo.
    Decir “tranquila, yo sé lo que hago” o, "aquí soy yo la persona que estudió por años", no reemplaza la obligación de explicar riesgos, alternativas y consecuencias con claridad, lenguaje entendible y exactitud.

  5. Cuida tu práctica, pero también el vínculo
    El respeto, la escucha y la validación de la experiencia no disminuyen el rol clínico. Lo fortalecen. Como ha demostrado la evidencia, la atención respetuosa mejora resultados perinatales, reduce la violencia institucional y promueve la satisfacción usuaria (Freedman et al., 2014; Sadler et al., 2016).

Las doulas y educadoras son amigas. Es parte del equipo ampliado

Las doulas no emiten decisiones clínicas ni realizan procedimientos. Su rol se enmarca en el acompañamiento continuo no médico. La OMS reconoce que su presencia está asociada con menor uso de intervenciones innecesarias y mayor satisfacción materna (OMS, 2018). Integrarlas al proceso de atención, cuando lo permite el entorno institucional, no debilita la práctica médica; la humaniza.

¿Qué hacer cuando hay conflicto?

El conflicto no es un fracaso, es parte del proceso. Cuando hay desacuerdo entre lo que una persona desea y lo que el equipo considera adecuado, lo que se impone no es la voluntad del más fuerte, sino el diálogo. La ética biomédica no exige complacencia, pero sí exige deliberación, proporcionalidad y respeto. Además, en contextos clínicos donde es posible escoger a los profesionales de atención, siempre está la posibilidad de estos, de retirarse.

Conclusión: la práctica clínica necesita juicio, no blindaje

No hay salud sin confianza. No hay protección jurídica sin práctica sólida. No hay buena medicina sin humanidad.

Hoy más que nunca se necesita una práctica profesional que:

  • No niegue el poder que tiene sobre los cuerpos.

  • No renuncie a su responsabilidad clínica ni ética.

  • No sacrifique la escucha en nombre del control.

Humanizar no es romantizar. Es asumir que cada decisión clínica tiene un impacto emocional, social y legal. Y que el cuidado exige algo más que técnica: exige también ética, tiempo, escucha y presencia.


Referencias 

  • Bohren, M. A., Vogel, J. P., Hunter, E. C., Lutsiv, O., Makh, S. K., Souza, J. P., ... & Gülmezoglu, A. M. (2015). The mistreatment of women during childbirth in health facilities globally: A mixed-methods systematic review. PLoS Medicine, 12(6), e1001847. https://doi.org/10.1371/journal.pmed.1001847

  • Freedman, L. P., Ramsey, K., Abuya, T., Bellows, B., Ndwiga, C., Warren, C. E., ... & Kruk, M. E. (2014). Defining disrespect and abuse of women in childbirth: A research, policy and rights agenda. Bulletin of the World Health Organization, 92(12), 915–917. https://doi.org/10.2471/BLT.14.137869

  • FIGO. (2019). Ethical Issues in Obstetrics and Gynecology. International Federation of Gynecology and Obstetrics.

  • Khosla, R., Zampas, C., Vogel, J. P., Bohren, M. A., Roseman, M., & Erdman, J. N. (2016). International human rights and the mistreatment of women during childbirth. Health and Human Rights, 18(2), 131–143.

  • Organización Mundial de la Salud (OMS). (2014). Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en instalaciones de salud. Ginebra: OMS.

  • Organización Mundial de la Salud (OMS). (2018). Recomendaciones de la OMS para los cuidados durante el parto: Una visión global de cuidados de calidad. Ginebra: OMS.

  • Sadler, M., Santos, M. J., Ruiz-Berdún, D., Skoko, E., Gillen, P., & Clausen, J. A. (2016). Moving beyond disrespect and abuse: Addressing the structural dimensions of obstetric violence. Reproductive Health Matters, 24(47), 47–55. https://doi.org/10.1016/j.rhm.2016.04.002

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