"Lo importante es que mamá y bebé estén bien"

Esta frase, tan común en salas de parto y conversaciones posteriores, refleja una visión reduccionista de la atención obstétrica: creer que la experiencia solo puede medirse en términos de supervivencia. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que el hecho de que el parto haya resultado con una madre e hijo con vida no es suficiente.

Embarazo tranquilo


El mito de que solo importa sobrevivir

"Lo importante es que mamá y bebé estén bien", frase, tan común en hospitales y conversaciones familiares, suele usarse como sinónimo de tranquilidad. Sin embargo, encierra un problema: reduce la experiencia del parto a un único indicador de éxito, la supervivencia. Y la ciencia muestra que estar vivos no siempre significa estar bien.

La Organización Mundial de la Salud ha advertido que la calidad de la atención no se mide únicamente por la ausencia de muertes o complicaciones graves. También importa cómo son tratadas las mujeres: si se respeta su autonomía, si reciben información clara y si las intervenciones se hacen con su consentimiento (OMS, 2014). Estudios han documentado que muchas mujeres sufren humillaciones, gritos, procedimientos dolorosos sin explicación o cesáreas no justificadas médicamente, incluso cuando clínicamente “todo salió bien” (Bohren et al. 2015).

La dimensión de los derechos

La salud reproductiva incluye dignidad, privacidad y autonomía. Naciones Unidas ha señalado que los servicios de maternidad deben garantizar estos aspectos, porque son parte esencial del bienestar de madres y recién nacidos (ONU, 2016). No basta con sobrevivir: importa también la calidad humana de la atención. Dentro de la calidad humana de la atención está el entregar información clara, real y suficiente para poder tomar decisiones informadas.

En este sentido, el parto no tiene una sola forma correcta. Una mujer o persona gestante puede elegir parir de manera fisiológica y sin intervenciones, o bien optar por una cesárea. Ambas experiencias pueden ser seguras y profundamente significativas, siempre que sean fruto de una decisión informada y respetada. La diferencia está en que no es lo mismo tener una cesárea porque fue la opción libremente elegida, que tenerla porque se impuso o se persuadió para llegar a ella, pero sin ninguna justificación médica, bajo información confusa o conveniencia institucional. Si, mamá y bebé pueden estar bien, pero la ciencia ha mostrado que la satisfacción con la experiencia de parto se relaciona directamente con el nivel de participación en las decisiones sobre la atención (Bohren et al. 2019). 

Cuando durante la experiencia ocurre maltrato los efectos trascienden el momento inmediato. Investigaciones muestran que muchas personas desarrollan ansiedad, depresión posparto o incluso estrés postraumático como consecuencia del trato recibido en el hospital (Belli 2013; Chadwick 2017). Fallas sistémicas en los centros de salud y en el sistema de salud también causan maltrato (Bohren et al. 2015). Desigualdades de poder y normalización también influyen (Bohren et al. 2019).

Cambiar la narrativa

"Lo importante es que mamá y bebé estén bien” no puede servir como excusa para justificar prácticas, intervenciones y procedimientos arbitrarios, hechos sin justificación, a través de la entrega de información alejada de la realidad y de la evidencia científica de rigor o sin consentimiento informado. Tampoco cuando ha habido
 maltrato, el abuso o falta de respeto. 

El verdadero desafío es asegurar que madres, cuidadores y bebés estén bien en cuerpo, mente y derechos. Solo así podremos hablar de partos realmente seguros y humanizados.

Referencias
  • Belli, Laura. La violencia obstétrica: una aproximación desde la perspectiva de los derechos humanos. Buenos Aires: Biblos, 2013.
  • Bohren, Meghan A., et al. “The Mistreatment of Women during Childbirth in Health Facilities Globally: A Mixed-Methods Systematic Review.” PLoS Medicine 12, no. 6 (2015): 1–32. 
  • Bohren, Meghan A., et al. “How women are treated during facility-based childbirth in four countries: a cross-sectional study with labour observations and community-based surveys.” The Lancet 394, no. 10210 (2019): 1750–1763. 
  • Chadwick, Rachelle. “Ambiguity and Sexuality in Obstetric Violence Discourses: The South African ‘Obstetric Triangle.’” Agenda 31, no. 1 (2017): 205–215. https://doi.org/10.1080/10130950.2017.1338878.
  • Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU). “Observación general núm. 22 sobre el derecho a la salud sexual y reproductiva.” 2016.
  • Organización Mundial de la Salud. Prevención y eliminación de abuso, falta de respeto y malos tratos durante el parto en instituciones de salud. Ginebra: OMS, 2014.
  • ONU, Observación general núm. 22 (2016), relativa al derecho a la salud sexual y reproductiva (artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales)

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