Aprende a detectar la violencia ginecológica

Hablar de derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva es hablar del respeto a los derechos humanos en el momento de la atención. En este artículo te explico qué es esperable y qué no, en el momento de recibir atención ginecológica, así como qué conductas pueden relacionarse con la violencia de género*, en la que se encuadra la violencia ginecológica.

Acudir a profesionales de la salud expertos en ginecología y obstetricia permite informarse, prevenir y tratar trastornos, al igual que recibir información, apoyo y acompañamiento durante las etapas reproductivas. La consulta sirve de orientación, guía, resolución de dudas, prevención de enfermedades y tratamiento para mujeres y para personas con diferente orientación de género. Abarca además temas de fertilidad, planificación, embarazo y sexualidad segura, prevención y detección de enfermedades. 

Puede comenzar con una primera consulta conforme ocurren cambios en el cuerpo durante la pubertad, para conocer sobre el aparato reproductivo, los cambios hormonales, los cuidados menstruales y la vacunación, por ejemplo. Sin que haya necesariamente una revisión física. 
Otro tipo de consultas se reducen a conocer al médico o médica tratante o tocar temas puntuales, por ejemplo cuando se va dar inicio a la vida sexual. También para obtener conocimiento sobre cuidados físicos; sobre la vida fértil en aras de lograr o prevenir embarazos; recibir información sobre enfermedades de transmisión sexual y medidas de cuidado y prevención en salud. Entre otros.



La información va en doble vía, ya que se explica y se resuelven dudas; también se pide información para la historia clínica, (archivo que se abre para registrar información sobre quien consulta y sus antecedentes médicos propios y familiares). Conocer a las personas sujetos de atención ginecológica implica enterarse de información muy personal, como datos sobre la menstruación, la presencia de molestias relacionadas que causen algún tipo de interferencia, (como síntomas pre menstruales, sangrado abundante, ciclos irregulares, dolor, etcétera). 
Comúnmente se pregunta si hay vida sexual activa, incluso si se lleva a cabo con una pareja habitual o no; si hay dolor durante las relaciones sexuales, cómo se lleva a cabo la higiene íntima. Se indaga sobre eventuales dolencias, presencia de flujo intenso, cambios en el olor, presencia de heridas, laceraciones, verrugas y otros. Temas de salud, alimentación, consumo de sustancias y hábitos deportivos suelen ser usuales. 

Para algunas personas el compartir esta información puede resultar incómodo. Por lo mismo, hay guías basadas en la bioética para brindar la mejor atención, ya que es tan importante recibirla.

Los profesionales sanitarios pueden así  descubrir riesgos y enfermedades subyacentes, incluso detectar síntomas de depresión en quien consulta. Pueden identificar factores de riesgo y brindar información sobre qué hacer en caso de violencia sexual o intrafamiliar.

En las consultas ginecológicas media el contacto físico cuando es necesario, mediante revisiones físicas, idealmente anuales (según la OMS), que sirven para revisar el cuerpo, verificar el estado de salud de los órganos reproductivos, detectar enfermedades, entre ellas cáncer. Es así como se usan ecógrafos (aparatos para obtener imágenes de los órganos internos; se practica la citología y la colposcopia, con el uso de un instrumento para examinar detenidamente el cuello uterino, la vagina y la vulva.
En la consulta se lleva a cabo la exploración de las mamas y otras partes del cuerpo, por ejemplo un exámen pélvico. Las consultas también incluyen medir, pesar y tomar la presión arterial.

Dependiendo de lo que se observe en la cita y si hay órdenes para la realización de otros exámenes, será necesario volver para su lectura, determinación de tratamientos, o esperar al próximo control.

Hay personas que sienten una profunda incomodidad al asistir a estas citas, tanto por la necesidad de compartir información privada, como el exponer sus partes íntimas. También hay personas que experimentan dolor o sensaciones desagradables por razones indeterminadas como por alguna experiencia previa de abuso, por alguna percepción que dejó sentimientos de duda o por estremecimiento e inquietud o por alguna condición física que cause molestia frente a cualquier contacto. Hay personas que se sienten invadidas. 

El peligro de no recibir atención oportuna o algún tipo de agresión en la atencion, es que muchas enfermedades pueden avanzar si no se detienen a tiempo, como también ocurrir embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual por falta de información, por citar algunos. 

Durante la entrevista hay actitudes verbales y no verbales que pueden ser percibidas de forma diferente por cada persona. Por ello existen recursos. Uno de ellos es el consentimiento informado, que idealmente va más allá de la firma de una autorización para algún procedimiento, sino que abarca toda una interacción en la que se idealmente explica en lenguaje entendible, se resuelven dudas y también se pide permiso. 
En otras palabras, la forma en que se conduce la cita debe basarse en principios de bioética, de manera que palabras, tocamientos, miradas, gestos, chistes, comentarios discriminatorios, racistas o sobre la imagen corporal, o que veten, invaliden o desaprueben, sobran de la conversación e incluso pueden considerarse como abuso, maltrato y violencia sexual. 
Para mayor precisión, cuando hay excesos en las consultas a través de las palabras, los gestos y las prácticas, aquellos se relacionan con una atención o tratamiento deshumanizado o irrespetuoso.


Por ejemplo:

Recibir comentarios con respecto al peso o la anatomía puede ser necesario si hay involucrado algún tema de salud. Es diferente a pellizcar el exceso de grasa del cuerpo haciendo alusión a la estética, en caso de sobrepeso. Es distinto a recibir comentarios sobre el tamaño de los labios o el canal vaginal, incluso sobre la ropa que se lleva puesta.

Resolver dudas sobre la mejor época para la reproducción es diferente a recomendar embarazos si no se desea o decir que ya es tarde para tener bebés. Preguntar sobre el número de abortos y embarazos es diferente a preguntar sobre qué prácticas se suele realizar con la o las parejas sexuales o juzgarlas cuando surge alguna inquietud sobre las mismas.

Desde luego, recibir regaños, actos sexuales y tocamientos, así sean diferentes a penetración, trato paternalista o que infantiliza, así como amenazas, hacen parte del repertorio de acciones de maltrato, sin dejar de mencionar la falta de cuidado frente a prácticas que pueden causar molestia o dolor, cuyo umbral es diferente en cada uno, por ejemplo desde ignorar situaciones de vaginismo, hasta usar tamaños de espéculos inapropiados que causan dolor. 

Otorgar indicaciones sobre las medidas de higiene o preparación previa para ciertos procedimientos, como evitar relaciones sexuales y duchas vaginales antes de la consulta, es diferente a desaprobar costumbres sobre el rasurado del vello púbico o higiene al llegar a consulta. 

Respetar la desnudez sin exigirla de forma total, sin exigirla cuando el motivo de la consulta no lo amerita o sin necesidad o retirar directamente las prendas, es diferente a entregar una bata que se irá descubriendo parcialmente según la zona a revisar. Exigir pasar directamente pacientes a la camilla sin protección, es diferente a poner medios de barrera como una sábana, para acostarse durante la exploración. 

Tocar la pelvis, la vulva o introducir los dedos en la vagina cuando es necesario, sin guantes o sin algún elemento de barrera, es diferente a hacerlo con todas las medidas de protección, que además indican seriedad, bio seguridad y profesionalismo. 

Acercar la cara, haciendo o no contacto con la nariz directamente para percibir el olor vulvar o hacer partícipe a la persona acompañante para que perciba algún olor directamente en algún supuesto caso de enfermedad, puede ser intimidante y dista mucho de señales de alarma que otros pueden aprender a detectar en momentos íntimos, que requieren privacidad. Esto es diferente a percibir el olor para ayudarse a identificar signos de infección a través de guantes y llevando los dedos a la nariz, o llevando el espéculo (instrumento de metal o plástico que ayudará a abrir las paredes de la vagina) a la nariz.

Dar tratamientos o medicación sin previa explicación o hacerlo de forma generalizada, restar importancia a síntomas que podrían requerir investigaciones más profundas, es diferente a solicitar pruebas y ahondar en problemas subyacentes que podrían ameritar consultas más largas o nuevas consultas. 

Romper el hielo con delicadeza y humor cotidiano no es igual a hacer comentarios, chistes, burlas sobre la imagen corporal, la necesidad de dieta y ejercicio, las conductas sexuales, la belleza de la persona y lo atractiva que resulta, los deseos que despierta. 

Explicar en qué consiste la exploración, durante la conversación previa a la misma y durante el transcurso de aquella, así se lleve a cabo con determinada frecuencia, es distinta a llegar directamente a tocar y explorar sin pedir permiso y sin tampoco explicar lo que se va haciendo. Preguntar y hablar durante la consulta y exploración de manera respetuosa y pertinente al objeto de la consulta, no es igual a hacer preguntas lascivas, improcedentes e impertinentes, como por ejemplo querer informarse sobre el número de orgasmos que se tienen durante una relación o si se disfrutan o no, cuando el motivo de consulta no tiene nada que ver con los orgasmos o tocar los pezones para medir la respuesta al placer.

Cuando la pareja está acompañando a la consulta, hablar sobre síntomas de alerta durante el embarazo, en caso de atención obstétrica y recomendaciones sobre el mantenimiento de relaciones sexuales o no, es diferente a dar consejos no pedidos sobre las mismas o a pedir autorización a la pareja sobre la aplicación de medidas para el control de la natalidad en el cuerpo de quien es paciente. Mucho menos el forzamiento a una anticoncepción transitoria o definitiva. 
Explicar sobre todos los métodos anticonceptivos útiles a una persona que acude a consulta por primera vez sin que el motivo de consulta sea ese, es diferente dar un sermón sobre los peligros de iniciar en cierto momento la vida sexual, el tener varias parejas sexuales, más todas las enfermedades de transmisión sexual que a considerarDe igual manera negar o seleccionar información basándose en el número de hijos que se considera debería tener o no tener quien consulta.

Realizar procedimientos diferentes a los pactados durante una cirugía sin obtener un consentimiento informado por algún descubrimiento durante la operación, es distinto a solicitar permiso o actuar cuando la vida está en peligro.

Explicar las consecuencias de alguna sugerencia relativa a la salud, es diferente a regañar y desaprobar pacientes por alguna acción o decisión diferente a alguna orientación, indicación, tratamiento o medida sugeridas. 

Brindar posibilidades para el manejo o la interrupción legal de un embarazo no deseado explicando, dado el caso la objeción de conciencia, es diferente a negar información sobre a quién acudir, ante la imposibilidad de atender un aborto. 

Brindar atención inmediata a personas que han sido víctimas de violencia sexual y que acuden a recibir ayuda y derivar de inmediato, es diferente a hacer observaciones que juzguen alguna conducta.

Las personas que exponen la ocurrencia de estas formas de maltrato, cuando las viven, además de contribuir a evitar su normalización, permiten que otras conozcan los signos de alerta. Hay maneras de denunciar, que van desde quejas a las instituciones prestadoras de salud, los tribunales de ética médica e incluso las instancias penales, cuando se trata de un abuso sexual. 

Todos debemos velar por el derecho de toda mujer y de las personas que atraviesan por etapas reproductivas, de disfrutar de los mejores estándares de salud física y mental que sean posibles de lograr. Es indispensable que tanto profesionales de la salud reciban capacitación para evitar situaciones de violencia de género. En AYU
trabajamos por los derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva.

* La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género

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